Cuando eres un cantante, actor, modelo o empresario mundialmente reconocido no es algo sencillo. Con su agenda apretada por las juntas, comidas y salidas inesperadas que debe atender y ese sentimiento de estar ante las camaras todo el tiempo debe de ser difícil.
Con tantas fotografías y presentaciones, la primera impresión debe ser tu mejor carta ya que forman parte de tu trabajo y te puede abrir otros caminos. Así tu manera de vestir, peinar y actuar es sumamente importante.
Con una vida agitada y dependiente de la imagen personal, una nueva profesión surgió en la Gran Manzana en los años 80. Para todas las personalidades que necesitaban a alguien que los asesorara con su imagen y así proyectar lo que desearan, el personal shopper se volvió un esencial en cualquier equipo de trabajo.
Dándole coherencia a los rasgos personales del cliente como la complexión física, tono de piel, cabello y forma de rostro con una serie de mediciones y códigos, establecen qué colores, formas y estilo de ropa queda mejor con tu personalidad, tu gusto y tu profesión.
Al iniciar originalmente realizando determinadas compras en grandes boutiques y almacenes neoyorquinos, los personal shoppers elegían objetos de diversos tipos para satisfacer las necesidades de los usuarios. Estableciendo rutas de compra personalizadas, estos profesionales acompañaban a las celebridades a los centros comerciales para mostrarles qué estilo de ropa les beneficiaba, en qué tiendas podían encontrarlas y a qué precios.
Poco a poco el campo de los estilistas se fue abriendo para no llegar sólo a un nivel particular, sino a nivel empresarial. Así, industrias de todo tipo contrataban sus servicios a manera de coach para asesorar a directivos y empleados; escogiendo desde sus uniformes hasta la decoración de eventos, los personal shoppers crecieron para convertirse en estilistas completos.
Con tendencia en Estados Unidos, la labor de estos profesionales llegó a cada rincón del mundo donde existiera una persona que necesitara ayuda en su arreglo personal. Con cientos de abogados, ingenieros, celebridades, políticos, arquitectos y empresarios en general, México se convirtió en uno de los puntos donde más estilistas eran contratados. Con un mercado masculino a la alza, en 2012 Emilio de la Viña creó un sistema de personal shopper a domicilio.
Con una simple solicitud, un stylist contacta a sus futuros clientes para realizar una pequeña encuesta y así poder enviar un baúl con diversas prendas y accesorios a tu domicilio. Al ser entregado, los solicitantes se miden los artículos cuidadosamente seleccionados y deciden cuáles comprar y cuáles regresar.
Con ropa de las mejores marcas internacionales de estilo clásico pero dinámico, la excelente curaduría de BAULE ayuda a vestirte de manera extraordinaria sin tener que ir de compras.
Exclusividad y contemporaneidad son las palabras que definen a BAULE, convirtiéndose en el lugar más cotizado para comprar ropa, zapatos y accesorios para hombre. Con clientes buscando tener una experiencia de compra única, BAULE inaugura una boutique en el célebre Park Plaza, en Santa Fe. Ofrece las mejores tendencias del momento y podrás admirar y vestir cada pieza mostrada en la boutique, siempre con la asistencia de profesionales estilistas. Para cerrar con broche de oro, BAULE recomienda visitar el servicio de trajes y camisas a la medida: BAULE Tailor Shop, el cual trabaja con las mejores telas y tejidos importados.
Así, esta boutique además de contener servicios de styling, personal shopper, trajes a la medida y sus famosos baúles, ofrece vestir a todos los hombres que buscan tener un estilo excepcional y sofisticado, demostrando la existencia de una nueva forma de comprar ropa en México.
Por Grecia Villagran