Cómo usar 3 estilos distintos en un mismo look sin verte forzada

La rudeza y el sentimentalismo nunca habían estado tan peleados como en nuestros días. Por un lado, cada vez más personas están comenzando a asumir un carácter fuerte para que nadie se atreva a descalificar sus decisiones o comentarios por considerarlos débiles o carentes de razonamiento. Pareciera que sólo manteniendo la mente alejada de todo rasgo de sensibilidad es posible llegar a un pensamiento totalmente claro. En un segundo plano, hay quienes ostentan una postura completamente diferente acerca de la actitud que debe asumir una persona en relación con su contexto. Contraponiéndose a la idea de la rigidez del pensamiento, este grupo de gente está plenamente convencida de que la única forma de tomar decisiones que beneficien al ser humano es apelando a su sensibilidad como única forma de conocer sus necesidades generales.

Cualquiera que sea el caso, ambas posturas han echado raíces en cada aspecto de nuestras vidas; desde algo tan básico como la manera en que somos percibidos por los demás, hasta algo tan importante como el papel que ocupamos dentro de la sociedad. Si estos modos de asumir la vida son tan importantes para el desarrollo de una persona, obviamente tenían que verse reflejados incluso en la forma de vestir.

Por ejemplo, para remarcar su carácter fuerte y agresivo, la cantante y poeta Patti Smith nunca se separó de colores sobrios como el blanco y el negro. Las prendas en esas tonalidades siempre han sido una especie de bandera para todas aquellas mujeres que quieren trasmitir poder y decisión apenas alguien las vea. Contrario a esta postura, quienes se inclinan por seguir lo que su lado más sensitivo les dicta, prefieren usar diseños florales en tonalidades más brillantes y, por decirlo de alguna forma, llenas de vida.

Aunque para algunos puede parecer absurda la idea de relacionar la vestimenta con la conducta de cada uno, basta apenas un breve vistazo para comprobar que éste vínculo está ahí, en la superficie, para que todos puedan apreciarlo, sin embargo, ¿hay forma de equilibrar ambas posturas a modo de no presentar un look tan extremo y definitivo?

Encontrar una forma de mantener el equilibrio entre ambas ideologías sin que la mezcla parezca un esfuerzo de lo más torpe, puede significar un problema mayúsculo; sobre todo hablando de estilo, que es algo tan frágil que cualquier elemento de más podría arruinarlo todo. Aunque si es posible equilibrar la personalidad entre estos dos polos, obviamente también puede hacerse en cuestiones de vestuario y es más sencillo de lo que todo el mundo se imagina.

Si bien es sumamente arriesgado combinar prendas negras o blancas con otras piezas en tonalidades demasiado brillantes, siempre hay una opción para llevar ambas tendencias sin caer en el predicamento del outfit exagerado. De hecho, la clave para llegar un punto medio no es incorporar un elemento de cada estilo en un solo outfit, sino combinarlos en una sola prenda.

Lo que ocurre con el negro y el blanco es que tienden a vitalizar cualquier tonalidad con la que se combinen; así hasta el gris más aburrido cobra vida si se combina con estos colores, sobre todo con el primero. Quien quiera combinar, por ejemplo, un estampado floral con algo negro, en lugar de usarlos por separado, puede probar usando una prenda floreada con fondo negro.

Sin importar qué tipo de prenda sea; la seriedad que transmiten este tipo de estampados no es tanta como la que se llegaría a percibir cuando vemos a alguien vistiendo una pieza totalmente negra; unos pequeños toques de color aligeran esa carga; después de eso ya no se necesitan de más prendas para que el look luzca equilibrado y nada forzado.

En el caso de los vestidos, si la intención es llevar algo donde predomine más el blanco que el negro, lo justo sería llevar un vestido con un patrón de pequeños motivos negros que, además de lucir excelentes, resaltarán el blanco elevando su potencial como tono dominante en el outfit.

Incluso para elevar el atractivo visual de juntar ambas tendencias, se puede agregar una tercera, sin que nadie lo note. La mezclilla se ha vuelto un material básico en todos los guardarropas del mundo, tanto que verla en cualquier outfit ya no causa mucha impresión y es precisamente esa neutralidad el arma secreta para equilibrar un look de tendencias combinadas.

Nunca hay que subestimar la manera en que un outfit puede hablar de nosotros mismos, aunque para algunos suene a un concepto demasiado superficial, ni siquiera ellos pueden negar el impacto que la primera impresión tiene en la percepción que la gente tiene sobre cualquier individuo. Llevar un look equilibrado puede macar una diferencia entre una persona auténtica y otra que hará de todo por hacerse notar, aunque al final lo único que brille sea su pésima percepción de estilo.

Por Diego Cera abril 4, 2017

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.