Aprender a meditar es mucho más sencillo de lo que piensas

 Las recomendaciones sobre hacer meditación no paran de llegarte por todas las vías de comunicación existentes. Todo el mundo habla de lo beneficioso que es, lo tranquilo que te quedas después… Pero tú, por mucho que lo has intentado, eres incapaz. ‘‘ Sentimos decirte que no tiene nada que ver con eso y, para desmontar algunos de los mitos que rodean esta práctica.

Técnicas de meditación para principiantes

¿QUÉ ES REALMENTE LA MEDITACIÓN?

El primer paso consiste en saber qué es realmente meditar, antes de aprender a hacerlo. No se trata de ningún rito espiritual o en el que necesites ser creyente de algo para practicarlo. ‘‘Es la capacidad de prestar atención al presente, al aquí y el ahora, observando sin juzgar las diferentes experiencias (pensamientos, sentimientos, sensaciones) que suceden cada momento’’.

Es decir, no consiste en dejar la mente en blanco o percibir una corriente de sensaciones en tu interior digna de una película de ficción. Ni tampoco sentarse con música de fondo a pensar en tus juicios de manera ‘random’. Nada de eso. Es una práctica que se lleva a cabo gracias a la concentración y al ‘control’ de las ideas que cruzan tu cerebro.

Meditar es la capacidad de prestar atención al presente, al aquí y el ahora.

TODO EL MUNDO PUEDE MEDITAR

Así que, antes de que vuelvas a afirmar que tú no puedes meditar, debes saber que ‘‘todo el mundo puede desarrollar la capacidad . Es verdad que, a veces, las personas creen que no son capaces cuando empiezan. Llegan a esta conclusión porque se ponen objetivos, que realmente son a medio o largo plazo, para ser a conseguidos de forma casi inmediata.’’. Además, no todas las personas tienen las mismas facilidades para hacerlo: ‘‘Hay algunas que meditan más fácilmente sobre percepciones o sensaciones propioceptivas (respiración, ritmo cardíaco, etc.). Otras, sin embargo, les resulta más sencillo a través de objetos visuales (por ejemplo, mandalas) o de visualización creativa. Y otras personas mediante ejercicios con sonido (a través de recitar “mantras”, mantener un sonido como el del cuenco tibetano, etc.)’’. Lo importante es probar y ver cuál es la que te hace sentir mejor.

Cómo meditar en casa

ASÍ DEBES COMENZAR A HACERLO

Nuestra recomendación es que empieces por meditaciones guiadas —puedes encontrar muchísimas alternativas gratuitas en internet, Spotify, etc.—, con las que vayas controlando tu respiración, aspecto imprescindible en esta práctica. ‘‘Uno de los ejercicios más básicos y antiguo es la meditación Vipassana. Se pone como objeto meditativo la propia respiración y se atienden a las distintas y sutiles percepciones de la misma al inspirar y al expirar’’. Por ejemplo, notando el aire frío al entrar y más cálido al salir, cómo se hinchan y deshinchan los pulmones…

Evita juzgar si lo has hecho bien o mal. Lo importante es practicar.

Recuerda que es muy importante estar concentrado en hacer (mentalmente) lo que te está diciendo el audio o la persona que te está guiando la meditación. Aquí te dejamos unos consejos muy útiles para ponerte a ello:

  • Planifica un momento concreto del día para entrenar.
  • Busca un sitio tranquilo, y asegúrate de que durante ese tiempo el resto de las personas que conviven contigo lo van a respetar.
  • La postura del cuerpo ayuda. La de ‘loto’ y ‘semiloto’ son las más adecuadas. Si bien bastará con hacerlo sentado en una silla, manteniendo la espalda erguida y en una posición cómoda.
  • Evita juzgar si lo has hecho bien o mal. Lo más importante es practicar. Habrá días en los que tengas muchos pensamientos que te distraigan y otros que menos. Con la práctica iras viendo como te resulta mucho más fácil mantener la atención en el aquí y ahora.
  • Cuando un pensamiento te distraiga, simplemente lo observas y dejas que se vaya, volviendo a enfocarte en tu respiración.

 

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LOS BENEFICIOS DE PRACTICAR MEDITACIÓN

Por descontado, ya sabrás que la meditación favorece a liberar el estrés, reducir la ansiedad y mantenerte en un ‘mood’ de paz y tranquilidad. Pero profundizando un poco más, ‘‘sus beneficios son también fisiológicos y psicológicos. En el primer ámbito, ayuda a regular la presión arterial, frecuencia respiratoria, regular las fases del sueño… En el segundo, te dará calma y quietud, aumento de la concentración, facilidad de aprendizaje, capacidad creativa, energía mental… Además, reduce la sensación de angustia y el estado de desánimo, aumentando el bienestar’’. No podemos negar que es esto es justo lo que necesitamos para sobrevivir de la mejor manera posible a la situación actual que nos está tocando vivir.

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