Lo que comenzó como una especie de pasatiempo que casi nadie se tomaba en serio y dio pie a no pocas burlas, va camino de convertirse en la segunda ocupación principal del polifacético Kanye West.
En la actualidad, los servicios dominicales del músico y diseñador se han convertido en todo un acontecimiento que atrae cada vez a más celebridades, y no solo a las que ya pertenecían a su amplio círculo de familiares y amigos.
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Este fin de semana, el evento se trasladó a Watts, California, y contó con un asistente muy especial: el mismísimo Brad Pitt.
En una de esas grabaciones se puede ver a la estrella de Hollywood acercándose a saludar brevemente a Kanye, que se limita a sonreír y asentir con la cabeza, aunque no ha trascendido si también tuvo la oportunidad de charlar con la esposa del rapero, Kim Kardashian, o con sus hermanas Kourtney, Khloé y Kendall Jenner, que también se encontraban allí.
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Pese a la cantidad de tiempo cada vez mayor que Kanye dedica a organizar esos encuentros, que suelen cambiar de enclave cada semana, su mujer ha insistido siempre en que se trata solo de una “experiencia positiva”, sin una denominación religiosa concreta, a ritmo de buena música y que su famoso marido no se plantea convertirlo en su nueva profesión.
“Sinceramente, es más una experiencia sanadora para él que cualquier otra cosa. Es todo música, no hay sermón. Se trata de algo en lo que cree, como en Jesús, y hay cierta inspiración cristiana. Pero no hay ningún sermón ni predica. Es tan solo una experiencia espiritual cristiana”, afirmaba ella.