La Palabra dicha, no se recoge…
Por: Ana Shedid
#Columna #SecretosaVoces
Así es mis queridos lectores! Frase muy fácil de decir muy fuerte de cumplir.
Un hombre no puede ser admirado sin ser creído como diría Jean Cocteau Escritor Francés.
Uno no puede andar por la vida vendiéndose con la palabra y a la hora de los hechos fingir demencia o poner pretextos para no hacerla válida, o peor aún, la cobardía de no sostener lo que se escribe, se piensa, se dice y se siente.
Nada pesa más que la palabra dicha como diría mi Best. «Una persona de honor respeta su palabra y la honra con sus actos, la doble moral apesta».
Cuantas veces hemos escuchado a personas ilusionar o afectar a una persona y cuando se les enfrenta se hacen para atrás o niegan haberlo dicho?
Señores estamos de acuerdo que ese tipo de personas decepcionan, y lo que sientes o piensas de ellos se cae al piso y no hay manera de poder volver a confiar ni quererlos cerca.
Como diría y muy sabiamente mi amiguísima Mary Carmen Gómez: «El ejemplo arrastra» !
Y que linda es la gente que se compromete y es congruente que lo que dice lo sostiene, que lo que siente lo demuestra, que sabes que su palabra vale y no necesitas una firma para avalarlo.
La gente inteligente sigue, admira, respeta y aprende de personajes valientes que dieron ejemplo dando hasta la vida misma por defender sus ideales, sus sueños, sus sentires… Que luchan a muerte por lo que quieren.
Es decepcionante ver y darse cuenta que mucha gente habla por hablar en momentos de euforia.
Gabiria Baquero totalmente acertada, y que además comparto absolutamente con su forma de pensar dice lo siguiente: «Estamos hablando de la palabra, algo que no se compra con nada, que triste pero en el día a día la gente dice muchísimas cosas que al final no cumple ni las sostiene».
Efectivamente la palabra es tan valiosa que ni se compra ni se vende, es tan ruin hacer creer algo que no eres, decir lo que no sientes o no eres capaz de afrontar.
Seamos personas de honor, que nuestro nombre sea reconocido por ser personas verdaderas y honorables, que cuando hablamos damos la cara, que nuestra palabra pesa y vale y no nos escondemos ni decepcionamos.
Que no se nos olvide que el valor crece ATREVIÉNDOSE y la cobardía TITUBEANDO.
«El amor más fuerte y más puro no es el que sube desde la impresión, si no el que desciende de la admiración.» Santa Catalina De Siena.
Muy atentamente, la Tía Monica Robles
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