En ocasiones las prisas nos agarran y terminamos depilándonos a la carrera y sin pensarlo demasiado. Sin embargo hay cosas que definitivamento no deberíamos de hacer para evitar dolores innecesarios, infecciones o cualquier daño a nuestra piel. Checa lo que deberías de evitar.
Exfoliarte
Definitivamente de las peores cosas que puedes hacer después de depilarte es exfoliarte. Quien lo haya intentado sabrá de la pesadilla que hablo. Es uno de esos momentos en que tu piel queda muy sensible y los exfoliantes suelen ser agresivos para librarte de las toxinas. Lo mejor es hacerlo antes o en otro día.
No hidratar tu piel
Si te depilaste justo cuando tu piel estaba por secarse probablemente se te esté olvidando hidratarte. Sin embargo es una de las mejores formas de proteger tu piel y asegurar que se vea linda y suave.
Depilarte sin bañarte antes
Uno de los mejores momentos para depilarte es justo después de bañarte pues le ayudarás a tu piel a lucir linda y radiante. Sobre todo evitarás lastimarte con un rastrillo. Además esto permitirá que la depilación sea mucho más fácil y exacta.
Usar productos con alcohol
Otro error que puede dolerte demasiado después de depilarte, es aplicar productos con alcohol. Así que ten cuidado con el punto anterior y verifica que esa crema hidratante no esté perfumada o contenga alcohol en sus ingredientes. Tu piel te lo agradecerá.
Nadar
Si se te había olvidado depilarte para tu viaje, al menos no lo hagas justo antes de meterte a nadar a esa alberca. Recuerda que el agua contiene cloro lo cual puede resultar doloroso y dañar tu piel.
Ponerte agua caliente
Ten cuidado también con exponerte al agua caliente después de depilarte. Así que mejor no te metas inmediatamente a bañar y espera hasta el día siguiente.
Compartir tu rastrillo
Seguramente a veces creemos que no pasa nada si a nuestra amiga se le olvidó su rastrillo y le prestamos el nuestro o viceversa. Sin embargo, los dermatólogos recomiendan no hacerlo para evitar transferirse bacterias entre sí, lo cual puede terminar en alquna infección.
Por Leslie Marín